Hoy queremos acercaros a un fenómeno bastante frecuente, como es el de la fotosensibilidad ocular. Muchas veces viene causada por una condición biológica, como el color de los ojos. Otras veces, va asociada a una patología que en muchos casos puede ser grave. Comencemos por el principio: que es la fotofobia.
La fotofobia no es más que un tipo de fotosensibilidad ocular, generalmente ocasionada por una luz muy brillante, es habitual en personas cuyo organismo produce poca melanina, como los albinos. Los bebés, que aún no cuentan con suficientes dosis de este pigmento natural, también se muestran muy molestos cuando la luz les da en los ojos.
Sin embargo, la fotofobia puede aparecer en cualquier persona y a cualquier edad. Sus causas pueden ser:
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Una exposición prolongada al sol sin la protección adecuada. En este caso se puede producir la queratitis actínica, que provoca pequeñas heridas en la córnea cuya consecuencia es la desagradable sensación de fotofobia. Una solución para evitar esta situación sería el uso de unas buenas gafas de sol.
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Llevar lentes de contacto más horas de las recomendadas también puede provocar un efecto similar.
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Como enfermedad representativa de infección podríamos considerar la queratitis herpética que causa lesiones en la superficie de la córnea y que, además de fotofobia, causa dolor.
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Por último, las conjuntivitis víricas además de ser cuadros tremendamente pesados pueden causar la aparición de fotofobia. Por fortuna es una situación reversible y tratable, aunque su cura puede durar en torno al año.
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En el caso de traumatismos contusos, como por ejemplo por impacto de pelotas de tenis, podemos observar que la pupila puede quedarse permanentemente dilatada provocando una entrada masiva de luz.
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Inflamaciones e infecciones también nos pueden hacer sentir fotofobia. Estos casos suelen ser desde uveítis hasta patologías de las vías ópticas. Su tratamiento depende de la causa.
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Es importante tener en cuenta que aquellos que tienen una pigmentación clara del iris pueden manifestar este síntoma sin que sea patológico.
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El cristalino puede ser también uno de los responsables de la fotofobia, principalmente porque con el paso de los años se hace opaco. Aunque el cristalino es un tejido transparente, a medida que pasan los años pierde esta propiedad y aparecen las cataratas. Existen diferentes tipos de cataratas y además producen gran variedad de síntomas como pérdida de visión o el deslumbramiento. Su tratamiento es la cirugía de cataratas.
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DMAE. La degeneración macular asociada a la edad o DMAE, es un problema visual que se produce cuando empeora el funcionamiento de las células de la mácula (parte central de la retina), encargadas de transmitir al cerebro las imágenes que capta el ojo. Como consecuencia, la persona que la padece, sufre una pérdida de la visión central.
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Glaucoma. El glaucoma es la pérdida de visión asociada a problemas en el nervio óptico, generalmente debidos a un aumento de la Presión Intraocular. Debido a que no suele manifestar síntomas hasta que la pérdida de la visión es muy importante, el glaucoma es conocido como “el ladrón silencioso de la visión”.
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Uveítis. La úvea es la capa vascular del ojo, que se encuentra localizada debajo de la esclerótica. Está compuesta por tres estructuras: el iris, el cuerpo ciliar y la coroides. La inflamación de la úvea o uveítis puede ser una consecuencia grave de la artritis.
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Dilatación pupilar. También conocida como “midriasis”, la dilatación pupilar se produce, sobre todo, en condiciones de poca luz. Es un mecanismo natural del ojo que sirve para mejorar la visibilidad. Con el tiempo, la pupila de algunas personas pierde la capacidad para contraerse o dilatarse adecuadamente.
La fotosensibilidad ocular también puede estar producida por dolores de cabeza o migrañas, por malestar tras la ingesta de alcohol o darse durante la recuperación de una cirugía ocular.
En general el tratamiento de la fotofobia está relacionado con la causa que la provoca; el uso de gafas con cristales para el sol u otros filtros es el procedimiento mas común.
Remedios:
Si se trata de un problema puntual, como una conjuntivitis o una lesión en la córnea, lo más indicado es evitar la luz solar, usar gafas oscuras (incluso en interiores), y procurar dar un descanso a los ojos cerrándolos a menudo.
Si la fotosensibilidad ocular es consecuencia de una patología crónica, como las cataratas, o permanente, como la DMAE o el glaucoma, se recomienda a la persona el uso de filtros terapéuticos. Los filtros terapéuticos absorben el exceso de luz del entorno, protegen de los rayos UV y, además, mejoran el contraste y la agudeza visual. Dependiendo de la patología de la persona, estos filtros pueden ser marrones, anaranjados o rojizos.
La fotosensibilidad ocular puede ser consecuencia de un problema grave de los ojos. Si eres mayor de 50 años y, sobre todo, si en tu familia hay antecedentes de glaucoma o DMAE, debes acudir cuanto antes a un especialista de la visión cuando sientas que la luz te molesta más de lo normal.