Habitualmente solemos hablar más en nuestro blog sobre los problemas visuales que presentan los niños y cómo podemos hacer para corregirlos. Sin embargo dejamos un poco más de lado la salud visual de adultos mayores de 60, sin ir más allá de las típicas cataratas. Hoy queremos corregir nuestro error por omisión y vamos a hablarte sobre las patologías más comunes que afectan , sobre todo, a la salud visual de los mayores de 60.
Los problemas de la visión, más o menos graves, pueden volver el día a día muy difícil si no se solucionan a tiempo. Lentes adaptadas, tratamiento, cirugía, ayudas visuales… existen soluciones para permitirte vivir más serenamente.
Lo primero en lo queremos hacer hincapié es en las revisiones: debemos programar una visita no sólo con nuestro óptico cada 12 meses, sino también con el oftalmólogo. Estas visitas permiten descubrir eventuales problemas visuales y poner en evidencia una potencial enfermedad ocular desde sus primeros síntomas.
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Los problemas de visión más comunes asociados con el envejecimiento son corregidos fácilmente con gafas, mientras que otros deben ser tratados con cirugía. Te explicamos las patologías más comunes:
Cataratas
Las cataratas son un problema de visión que afecta tanto a hombres como a mujeres, y que están provocadas por la progresiva opacidad del cristalino que conlleva una disminución creciente de la agudeza visual.
En su estado inicial se pueden manifestar por sensación de deslumbramiento, disminución de la sensibilidad a los contrastes y dificultades para percibir el relieve y los colores.
Las posibilidades de tener cataratas aumentan con la edad. Afectan al 20% de la población de más de 65 años, a más del 35% de los mayores de 75 y a más del 60% de quienes han superado los 85. Aquí te damos una serie de recomendaciones para ayudar a prevenir las cataratas.
Degeneración macular
La degeneración macular asociada a la edad (AMD por sus siglas en inglés o DMAE por sus siglas en español) es una enfermedad degenerativa de la zona central de la retina, o mácula, que provoca un deterioro progresivo de las células y del epitelio pigmentario de la retina. Como consecuencia, se produce una pérdida de visión central.
La DMAE afecta a personas mayores de 60 años y, tras la diabetes, es la enfermedad que provoca más casos de ceguera. Dentro de este trastorno existen dos tipologías: seca y húmeda. La DMAE seca se caracteriza por una evolución lenta y progresiva, mientras que en la DMAE húmeda la pérdida de visión es rápida.
La degeneración macular daña la visión central necesaria para ver objetos claramente y para realizar las tareas más comunes, tales como conducir un vehículo, leer, escribir, coser o realizar otras tareas de precisión. Al mirar a una persona, los afectados no reconocen la cara, pero pueden caminar sin tropezar y mantener una cierta autonomía.
La DMAE húmeda se intenta controlar con fármacos intravítreos antiangiogénicos, que tienen la función de frenar el crecimiento de los vasos sanguíneos. Para la DMAE seca no existe aún un tratamiento eficaz, aunque la administración de complejos antioxidantes consigue ralentizar la enfermedad.
Retinopatía diabética
Es la enfermedad vascular que se percibe con mayor frecuencia en la retina. Se origina por el daño producido en los vasos retinianos a causa de la descompensación metabólica de la diabetes. Comporta una pérdida de visión que, en ocasiones, puede ser muy importante, ya que es el principal causante de ceguera.
Se trata de un problema que se desarrolla poco a poco sin producir síntomas y cuando estos aparecen, el tratamiento es más complejo. Los diabéticos saben, o deberían saber, lo importante que es hacer un seguimiento de su salud ocular para detectar lo antes posible cualquier tipo de problema.
La retinopatía puede afectar a la mácula (zona central de la retina responsable de la visión de detalle) o a su periferia. Según la zona afectada y el grado de desarrollo de la enfermedad, los especialistas disponen de diferentes opciones de tratamiento, como la fotocoagulación con láser, las inyecciones intravítreas o la cirugía (vitrectomía). Otras complicaciones visuales asociadas a la diabetes, como el glaucoma o las cataratas, requieren tratamientos específicos.
Glaucoma
El glaucoma engloba un grupo de enfermedades que provocan un daño progresivo del nervio óptico. Con la edad, su incidencia crece y el campo visual va disminuyendo. Si no se trata a tiempo, se puede perder la visión por completo.
El glaucoma provoca una creciente pérdida de fibras nerviosas, formando un hueco en el interior de este nervio. El paciente con glaucoma siente que su campo visual se estrecha. El riesgo de caídas de los pacientes es cuatro veces mayor al de una persona con visión saludable.
Hay diferentes clases de glaucoma y, en muchos casos, es hereditario: si hay antecedentes de glaucoma en la familia cercana, las opciones de padecerlo aumentan sustancialmente. Si no se hacen revisiones periódicas, se puede perder hasta el 40% de la visión antes de detectar la enfermedad. La visión que se pierde debido al glaucoma no puede recuperarse.
Desprendimiento de retina
Siempre es una emergencia médica. El desprendimiento de retina es una enfermedad ocular que se produce por la separación espontánea de la retina neurosensorial (capa interna de la retina) del epitelio pigmentario (capa externa).
Si no se trata rápidamente, el desprendimiento de retina acabará provocando la pérdida funcional total del ojo (ceguera). Al no causar dolor y, en muchos casos, no ir acompañado de pérdida de visión en su fase inicial, es importante estar alerta ante los síntomas aunque éstos sean aparentemente inofensivos.
Estos síntomas, que suelen aparecer sucesivamente, son:
- Visión de moscas volantes (puntos negros que se mueven al mover el ojo).
- Visión de destello luminosos.
- Visión de una cortina negra.
- Distorsión de las imágenes y disminución de la agudeza visual.
Es muy importante realizar un diagnóstico lo más rápido posible, ya que las posibilidades de mejora son mayores si no se llega a desprender la mácula o área central de la retina.